Situada casi en las afueras de Rancagua, sobre una amplia explanada y albergada en lo que antaño fue un molino, hoy transformado en una vasta construcción tipo galpón, se encuentra la base de operaciones de Reborn Electric Motors. Ni más ni menos que el primer fabricante chileno de buses eléctricos.
La joven empresa, nacida en 2016 como un servicio de retrofit (convertir vehículos con motores a combustión a eléctricos), en 2020 hizo toda una apuesta para pasar de las reconversiones a la fabricación de vehículos cero kilómetro.
Hoy, con más de un centenar de vehículos operando para Codelco y otras empresas, logró el hito de exportar su primera unidad al extranjero, específicamente Brasil, lo que se convierte en toda una proeza para la diminuta industria manufacturera nacional.
En conversación con Entreprenerd, Felipe Cevallos Becker, CEO y cofundador de Reborn, explica cómo fue posible la creación de manufactura avanzada en Chile, algo considerado poco rentable y competitivo por muchos, y los planes futuros para internacionalizar la empresa y electrificar el transporte de las regiones en Chile.
- Felipe, mucho se ha dicho de que fabricar tecnología en Chile no conviene por la competencia asiática y la logística, pero ustedes apuestan a lo contrario…
–Bueno, nosotros hoy día ya estamos fabricando vehículos en Chile. Es una realidad. Ya hemos ganado contratos importantes y ya tenemos flotas implementadas. Más allá de enfocarnos en los problemas, vemos las fortalezas que el país tiene: mucho potencial, mucha ingeniería, muchas cabezas muy inteligentes y capacitadas para desarrollar tecnología local. Eso es lo principal y hoy día de nosotros somos el ejemplo de que se puede hacer esto en Chile de forma seria.
Pero, ¿qué implica fabricar un vehículo cero kilómetro en Chile? en simples palabras, lo que Reborn hace es recibir la cáscara, agregarle los componentes y también el software. Por cáscara nos referimos a las carrocerías, que llegan desde Brasil gracias a una alianza con Mercedez Benz y Marco Polo. Luego, el equipo monta las entrañas con un mix de piezas importadas y fabricadas in situ, además de cargar el software diseñado integramente por ellos y encargarse de las pruebas de fiabilidad y controles de calidad.
Actualmente cuentan con dos diseños: el Queltehue y el Tricahue. Ambos cuentan con 200 kilómetros de autonomía, y una tecnología de carga rápida que “llena el estanque” en 45 minutos. Solo en la mina El Teniente de la Región de O’Higgins ya hay 72 buses Queltehue y 32 Tricahue operando, además de una infraestructura instalada de 32 cargadores eléctricos entre la mina y Rancagua.
- ¿Qué es lo más complejo para hacer que el negocio escale a un punto en que sea rentable y competitivo?
-Uf, es una mezcla de todo. Una fábrica tiene que manejar varios factores muy complejos. Más nosotros que la montamos en época del covid, porque los problemas de logística nos obligaron a hacer todo un rediseño de cosas. La gran diferencia acá en Chile es que no tenemos tanta tradición industrial, entonces tampoco hay tantos casos para tomar de ejemplo. Uno tiene que ir inventando todo a medida que surgen los procesos.
- ¿Ustedes piensan quedarse en la industria minera y grandes corporativos, o expandirse a otras industrias y el público privado?
-Principalmente entramos en la minería porque es un negocio más de nicho. Entonces vimos que había más potencial de poder entrar con un producto customizado para este mercado, que estuviera diseñado especialmente para estas operaciones más complejas. A medida que sigamos ganando volumen, el objetivo también es poder apoyar a las regiones a pasar a vehículos eléctricos. Hoy día Santiago tiene una flota gigantesca de buces eléctricos, pero vemos que en regiones todavía falta que entre fuerte esta electrificación y nosotros queremos aportar con el desarrollo de buses especialmente diseñados para las regiones de Chile.
- Para una empresa, ¿cuál sería el valor de adquirir vehículos de una empresa chilena, versus otros fabricantes asiáticos?
-Nuestros buses hoy están pensados por y para la realidad en Chile. Pensados para que la gente pueda ir sentada para el transporte rural y urbano, con USB, wifi, aire acondicionado; son carrocerías que ya llevan 20 o 30 años operando del país, sabemos que funcionan bien para la realidad de las calles. Entonces estamos tomando una solución que ya funciona que es lo que sabemos cumple las necesidades como producto ideal, pero haciéndolo eléctrico. Eso, y todo el plus de optimización de software que también es nuestro. Además, el principal desafío, nuestra meta, es poder seguir creciendo. No queremos solo quedarnos en el mercado chileno, sino que ya también nos estamos expandiendo a otros países y, de hecho, estamos muy contentos porque ya hicimos nuestra primera exportación este año de un bus eléctrico.
Otro hito importante para el fabricante chileno es la alianza público privada firmada a fines de 2023, entre Colbún, Angloamerican, Corfo, Fundación Chile, el Centro Nacional de Pilotaje y Reborn, para desarrollar el primer bus a hidrógeno verde hecho en Chile. Según cuenta Cevallos, ya se encuentra en etapa de diseño digital y de componentes, y se espera que esté fabricado a fines de año, y completamente operativo durante el primer semestre del 2025.
El CEO de Reborn destaca que “este taxibus será un vehículo con la autonomía mucho mayor que un vehículo eléctrico, del orden de 600 kilómetros por carga. Se alimentará de hidrógeno verde, por lo que va a ser cero emisiones porque el subproducto que va a generar, en vez de generar Co2, es agua. En rigor, es equivalente a un vehículo eléctrico, en términos de que tiene un motor eléctrico, tiene un compresor eléctrico, dirección eléctrica, etc. Es un vehículo eléctrico que funciona con base de hidrógeno, básicamente”.
¿Se abrirá Reborn a otro tipo de vehículos? Si bien el equipo dice que a corto plazo seguirán dedicados a los buses, en un futuro tienen como desafío llegar a otros nichos comerciales con otro tipo de vehículos.
