Review | Sonos Beam 2: una barra de sonido que es una apuesta ganadora, sin importar el contexto
Santiago, abril de 2024. En la era del cine en casa, donde los televisores se han adelgazado hasta parecer lienzos de alta definición colgados en nuestras paredes, un elemento crítico de la experiencia audiovisual ha quedado relegada: el sonido. Es por eso que las barras de sonido han adquirido mayor popularidad, incluso por sobre los clásicos parlantes portátiles, debido a que entregan la profundidad y riqueza del audio que termina siendo el eslabón final para la inmersión total.
Hoy venimos a analizar el producto de una de las marcas de audio mejor posicionadas en la gama alta: la Sonos Beam 2 (o generación 2, o G2, según como quiera decirse). ¿Cumple con su sitial? A continuación lo veremos.
Yendo a los aspectos técnicos, podemos mencionar que la barra mide unos 65 centímetros de largo y 7 centímetros de alto. Nada muy fuera de lo común, por lo que permite que casi cualquier rack o sitial sea compatible. Su aspecto es sobrio y minimalista, disponible en dos colores: negro y blanco. Y en cuanto a construcción, desde el packaging hasta su aspecto de lejos y cerca, siempre está dando la impresión de que estás ante un producto de alta gama.
En su interior, el Beam Gen2 cuenta con cinco parlantes digitales clase D, un Tweeter central para responder a las frecuencias altas, cuatro woofers elípticos para maximizar las frecuencias medias y graves, tres radiadores pasivos para potenciar aún más los graves y una matriz de micrófonos de largo alcance para las funciones de voz. A todo ello, se suma lo principal: estar integrado con la experiencia de sonido surround virtual de Dolby Atmos.
Y podríamos seguir profundizando en los detalles técnicos, pero lo importante es zanjar cómo esas specs en el papel se desempeñan en la realidad. Por suerte, se podría decir que la experiencia va más allá.
Primero, lo obvio: instalar una barra de sonido en un televisor marca la diferencia de inmediato. En cosa de segundos, ese sonido plano y latoso pasa a ser una resonancia que viste el espacio. Pero, ¿qué hace a una barra de sonido una buena barra de sonido?
Habiendo tenido experiencia con otros sistemas de sonido integrado a televisores, lo más destacado en el caso de la Sonos Beam G2, al menos en nuestra experiencia, fueron las voces. Sí, no parece lo esencial cuando se trata de un dispositivo de sonido, ya que todos se enfocan en los graves y las frecuencias altas, pero algo especialmente disfrutable en la Beam fueron los diálogos de los personajes a la hora de ver series y películas. Eran claros, con una proyección natural y, dentro del sonido envolvente, parecía que “venían de donde debían venir”.
En términos generales, el sonido es equilibrado. Ofrece unos graves apreciables, pero no llegan a pasarse como otros productos en que los bajos terminan ensuciando el sonido. También se agradece la correspondencia cuando una escena obliga a ir a un espectro más alto. Ejemplo, cuando en una película pasas de una escena de tranquilidad a disparos, o explosiones, o choques. En un sistema de sonido directo del televisor, o con un equipo de baja gama, ese cambio llega a ser molesto, como un chillido directo al oído. Aquí no, es un sonido contundente pero mesurado.
Para salas grandes, el fabricante recomienda la barra de sonido ARC, aunque la Beam G2 resulta bastante solvente para salas medianas y pequeñas (se probó en una sala de 2,5×6 metros), incluso sin la necesidad de agregar un subwoofer. Por suerte, el ecosistema de Sonos apuesta a la escalabilidad de los componentes, por lo que es muy sencillo completar el sistema de audio conectando el subwoofer y dos parlantes independientes.
Como sea, la Sonos Beam se desenvuelve con dignidad de manera autónoma. En esa línea, reproducir contenido compatible con Dolby Atmos es un total disfrute. El procesamiento avanzado del audio espacial crea canales de altura fantasmas para que el contenido envuelva al oyente en un espacio sonoro multidimensional. Físicamente es difícil de explicar bien cómo ocurre, más allá de que los parlantes internos apunten a direcciones distintas, pero es un hecho, se nota.
De ahí que la app, el complemento móvil de Sonos, ofrezca funcionalidades que se agradecen un monón, como configurar la Sonos Beam G2 según el espacio en que se instala, o dos modos especiales (Sonido Nocturno y Mejora de Voz), que favorecen los sonidos suaves y matizan los efectos sonoros fuertes, y también calibran el sonido para dar más relevancia a los diálogos.
La instalación del dispositivo por primera vez es sencilla, tras instalar la app en el teléfono, lo que permite además controlarla desde el celular y ajustar también el ecualizador.
En su carcasa superior, la barra de sonido cuenta con un panel táctil que permite manipular el volumen, el stop de canciones o la habilitación del micrófono para comandos de voz. Su sensibilidad al tacto es muy buena y sirve mucho a la hora de usar el parlante para escuchar música, ya sea en Spotify u otra app.
Por último, hay que recalcar que la gran apuesta de Sonos es por la vinculación con protocolos Wifi de alta velocidad, y no Bluetooth. Parece un detalle menor, pero a la hora del uso diario se nota. Para muchos será común conectarse a un parlante e ir con el celular emisor a otro lugar de la casa, lo que termina provocando interferencia en la señal, sonidos cortados o derechamente interrupciones. Aquí no es el caso: independiente de donde tengas el celular que controla la barra, el sonido siempre se escuchará de manera estable y en alta calidad.
Poco más que decir de la barra de sonido. En los distribuidores oficiales de la marca, como AudioMúsica y EBest, la Beam G2 ronda los $650.000. Es un monto considerable para cualquier bolsillo, sí, pero entendiendo el panorama general de los dispositivos de audio y que son muchas las personas dispuestas a invertir en un buen sistema de sonido gama alta, por el precio se alza, quizás, como la sound bar más solvente en ese precio. Recomendarla es fácil, porque implica apostar a “caballo ganador”, sin importar el contexto.