"Cultura Profesional Docente: Clave del sistema educativo en Finlandia- Parte I" por Federico Malpica
La figura del docente es clave en cualquier sistema educativo, pero no en todos los países se le otorga el mismo reconocimiento, autonomía o formación. ¿Por qué en Finlandia los docentes gozan de un gran prestigio y autonomía mientras que en otros países se dedican a obedecer consignas y pasar controles estrictos? A continuación exploraremos qué factores influyen en la percepción y el desarrollo de la profesión docente y qué lecciones se pueden extraer para mejorar la educación.
La selección y formación inicial: la base de una profesión respetada
Uno de los aspectos que más diferencian a Finlandia de otros países en la profesión docente es el proceso de selección y la formación inicial. En Finlandia, ser maestro es un honor y un reto: solo los mejores acceden a la carrera docente. Las universidades finlandesas tienen un proceso altamente competitivo, que garantiza que únicamente los candidatos con la vocación, habilidades y preparación necesarias sean admitidos.
Por ejemplo, en la Universidad de Turku, el año pasado se postularon más de 1.600 candidatos para solo 120 plazas, lo que supone una tasa de aceptación del 7%. Además de un expediente académico excelente, los aspirantes deben demostrar tres competencias esenciales en su proceso de selección:
1. Habilidades comunicativas innatas: Se evalúa su capacidad para expresarse de manera clara y efectiva.
2. Capacidad empática: Deben demostrar que pueden comprender las emociones y necesidades de los alumnos.
3. Vocación de servicio: La motivación para enseñar y contribuir a la sociedad es un factor determinante.
El rigor de esta selección asegura que quienes llegan a ser docentes ya poseen habilidades fundamentales que luego se perfeccionan en un programa de formación que dura un mínimo de cinco años. Durante este tiempo, los estudiantes adquieren un alto nivel de especialización y desarrollan experiencia práctica desde el primer año. Como resultado, todos los docentes en Finlandia cuentan con un título de maestría, lo que eleva el nivel académico y profesional de la enseñanza.
En contraste, en otros países la formación docente no sigue un modelo tan exigente ni prestigioso. Aunque existen programas de calidad, el acceso a la carrera docente es más amplio y menos competitivo, lo que hace que no siempre lleguen los candidatos más preparados o con mayor vocación. Además, la formación inicial puede resultar insuficiente en aspectos prácticos. La formación universitaria se centra en la teoría, y la experiencia práctica se reduce a las prácticas en centros educativos, muchas veces cortas y sin un acompañamiento sólido.
En resumen, la clave del modelo educativo finlandés es que la gran criba se hace en el ingreso a la profesión, y no en el egreso de la formación inicial, cuando van al mercado laboral y ya no hay vuelta atrás.
Conclusiones
El modelo finlandés de selección y formación docente garantiza alta vocación y habilidades desde el inicio, elevando el prestigio y la calidad educativa. Aplicar esta práctica a la selección de docentes en nuestras entidades educativas ayudaría a evitar problemas posteriores cuando el docente ya está en el aula.
Esto supondría desarrollar procesos de contratación más rigurosos, con evaluaciones prácticas y entrevistas centradas en la vocación, así como un acompañamiento profesional más estructurado en los primeros años de práctica docente, para asegurar mejores resultados educativos y un mayor reconocimiento de la profesión.