“¿Qué taller automotriz de confianza me recomiendas?”, era la pregunta que constantemente le hacían al ingeniero civil mecánico, Javier Arenas (36 años). La consulta no solo se basaba en su profesión y trayectoria laboral, sino también en su pasión por los automóviles, respaldada por su experiencia como piloto de carreras. Pero, a pesar de su amplio conocimiento y experiencia en el ámbito automotriz, Javier se encontraba sin una respuesta clara, ya que a él mismo le pasaba que los altos precios de los concesionarios y los bajos estándares de trabajo de los talleres independientes lo dejaban insatisfecho.
Así, surgió la idea de cubrir esta necesidad por su cuenta, fundando Boxes Car Center. Con una visión clara de proporcionar soluciones de calidad de manera profesional y transparente a los propietarios de vehículos de alta gama, Javier abrió las puertas de su taller de mantenimiento y reparación premium en agosto del 2020, en plena pandemia y, desde entonces, ha logrado aumentar su clientela ofreciendo un servicio personalizado respaldado por tecnología avanzada, como un software de historial de reparaciones y un check list digital con informe tipo semáforo que se envía por whatsapp a sus clientes.
En buen chileno “todo iba viento en popa”, hasta que hace diez meses inició el registro de marca de su empresa y debió frenar en seco su planes. Se encontró con la sorpresa de que YPF, empresa petrolera argentina, había registrado el término “boxes” como propio en el año 2010, impidiendo al emprendimiento nacional continuar con el proceso.
“Estamos en conflicto legal específicamente con esa palabra, ya que es parte de nuestra marca. Al buscar el nombre de nuestro negocio, se entiende esta palabra como un concepto que representa al sector automovilístico. Y nos resultó desconcertante encontrarnos con esta sorpresa, porque es como apropiarse de la palabra ‘pits’. Es un concepto que pertenece al rubro. Llevado a otro ámbito es como bloquear ‘pizza’ en la industria gastronómica”, comenta el afectado.
Al investigar más sobre el abrupto freno que se encontró en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI), descubrió que YPF había registrado “YPF boxes” porque así se denomina el lubricentro que suele acompañar a sus estaciones de servicio de combustible, pero lo insólito es que la empresa trasandina de igual manera registró la palabra ‘boxes’ en nuestro país.
Asimismo, hay que recordar que YPF vendió sus activos en Chile en el año 2007 y el registro es posterior; actualmente solo comercializa lubricantes industriales a través de distribuidores, pero no ofrece el producto ni mucho menos el servicio de cambio de aceite al consumidor final. Sin embargo, por acuerdos comerciales que se basan en la compra a granel de sus lubricantes ha “brandeado” un par de lubricentros en la Región Metropolitana.
“Términos Genéricos”
“Lo que estamos apelando es que la palabra ‘boxes’ es genérica y cualquiera la puede tener. La podemos ocupar todos”, aclara Arenas. Y agrega: “Además, nosotros hacemos una actividad que es bien distinta a la de ellos (si es que tuvieran YPF Boxes disponible en Chile). Somos un taller mecánico especializado que nos dedicamos a hacer mantenimiento y reparación integral. No nos remitimos a un simple cambio de aceite”.
“El artículo 20 letra e) de la ley de Propiedad Industrial es claro al establecer una prohibición del registro de marca de términos genéricos, términos que describen cualidades de servicios y términos que sean utilizados para designar en el comercio cierta clase de servicios”, explica Hans von Marttens, abogado de Ármate Abogados, el estudio que representa a Boxes Car Center.
Agrega que, “Esta prohibición tiene por objeto evitar que ocurran situaciones como las que afectan a Javier, donde YPF se apoderó del término boxes que en el rubro del automovilismo claramente hace alusión al espacio en donde se le prestan servicios de asistencia y mantenimiento a automóviles y por este motivo resulta necesario que INAPI enmiende su error y anule el registro de marca de la empresa trasandina”.
El conflicto legal está recién empezando y durante al menos seis meses más este emprendedor chileno deberá enfrentarse al gigante argentino para lograr que liberen el uso de la palabra que da vida a su marca y que ya tiene cuatros años de un arduo trabajo de posicionamiento.
